La terapia visual forma parte del cuidado optométrico, también es conocida como entrenamiento visual; y consiste en la aplicación de una serie de ejercicios y técnicas no quirúrgicas para el tratamiento de problemas visuales que no pueden ser corregidos con el uso de gafas.
Este tratamiento conlleva un proceso de aprendizaje mediante el que se pretende la corrección o mejora de disfunciones específicas de la visión diagnosticadas por un especialista bien sea un optometrista comportamental o por un oftalmólogo.
Existen diversas alteraciones que con la aplicación del entrenamiento o terapia visual pueden llegar a corregirse, como lo son: problemas de enfoque, mala coordinación visual, ambliopía, estrabismo y/o algún déficit de aprendizaje relacionado con un problema visual; lo cual es de suma importancia sobre todo en la edad infantil, ya que cualquier alteración de la visión repercutirá directamente en la vida escolar del niño, afectando el aprendizaje y por lo tanto el rendimiento escolar.
También se puede realizar entrenamiento visual para lograr la mejora de algunas capacidades visuales sin que exista algún problema previo, y así mejorar la visión del paciente, optimizando su desempeño en los diversos campos de actividad cotidiana (deportes, trabajo, estudios).
